Procrastinación, una sombra siempre al acecho

Es posible que, en algún momento, te hayas podido sentir abrumado por todas las cosas que tienes que hacer. Pero, ¿te has parado a pensar en el motivo? ¿Eres de los que intentan tener las cosas hechas cuanto antes o siempre intentas dejarlas para otro momento? ¿Sueles arrepentirte, pero terminas cayendo de nuevo? En Mariela Martínez Ramos – Consulta de Psicología, hoy te hablamos de la procrastinación, una sombra siempre al acecho.

¿Qué es?

Procrastinar es la acción de postergar lo que uno debe hacer para dedicarse a otras actividades más triviales o apetecibles, o por otros quehaceres.

¿Quién no ha pospuesto una tarea en alguna ocasión porque no le apetecía hacerla o porque consideraba que no era el momento idóneo para realizarla? Lo importante es saber en qué nivel de procrastinación nos movemos y entender cómo afecta a nuestra calidad de vida, sobre todo si pasa de algo meramente puntual, a una acción continua y muy frecuente en nuestro día a día.

¿Qué la causa?

Que no te engañen, la procrastinación no tiene por qué ser síntoma de pereza. De hecho, son muchas las causas que pueden desencadenarla, como el miedo al fracaso, la baja autoestima, expectativas poco realistas, la necesidad de refuerzo inmediato, que la tarea sea aburrida o la inseguridad.

Desglosando esto, cuando una persona interpreta el fracaso como algo negativo, hará que le cueste llevar a cabo algo por si no sale como le gustaría. Por otro lado, quien tiene una autoestima baja, pensará que no puede conseguir metas, logros, propuestas o planes que, realmente, desea, por lo que puede quedarse estancada. Y esto enlaza con la inseguridad, ya que, si uno es inseguro y cree que no va a ser capaz de llevar a cabo nuevos proyectos, va a procrastinar.

¿Qué puedes hacer para combatirla?

La clave para poner límites a la procrastinación es la organización. Si pautas tus tareas y organizas el tiempo del que dispones, es posible que te ayude a sobrellevar el trabajo. Sin embargo, es tanto o más importante saber gestionar la energía propia, aprender a identifica en qué momento del día eres más productivo o tienes más disposición, ya que serán los mejores momentos para hacer lo que tienes que hacer.

Por otro lado, también puede ayudar establecer una fecha límite y, sobre todo, trabajar el miedo al fracaso y la autoestima, para lo que estamos aquí.

Procrastinación, una sombra al acecho de la que nadie se puede librar, pero, si la limitas, verás cómo tu productividad se verá aumentada.

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