Especialidades

Nuestro estilo de vida y modelo de sociedad actual es cada vez más exigente y es lógico que el ser humano, en algún momento de su vida, sienta que necesita algo más profundo en lo que sostenerse, algo le ayude a soportar situaciones o vivencias que le resultan difíciles, para un mejor sostenimiento a nivel personal y psíquico.

Sea un problema más o menos grave, lidiar con el pasado o el deseo de auto descubrirse:

Ir al psicólogo para hacerte cargo de “eso” que te pasa es un acto de valentía

Infantil y adolescentes

En estas etapas se pueden producir dificultades y trastornos de todo tipo, de comportamiento, conductas inadecuadas, negativistas, desafiantes, falta de aceptación de límites, tiranía infantil, irritabilidad persistente, hiperactividad, nerviosismo, ansiedad, etc.

También problemas relacionados con la autoestima, duelos, depresión infantil, celos entre hermanos, separación o divorcio de los padres, dificultades relacionadas con nuevas parejas de éstos o cambios en la dinámica familiar. Problemas de adaptación, así como dificultades específicas de niños adoptados, etc.

En ocasiones se trata de manías, obsesiones, rituales, miedos, fobias, terrores nocturnos, pesadillas recurrentes.

Según las edades pueden presentarse dificultades relacionadas con lo escolar, de aprendizaje, falta de habilidad social, situaciones de abuso, acoso o bulling, iniciación a las drogas o alcohol, problemas relacionados con la conducta alimentaria como obesidad, anorexia, anorexia nerviosa, bulimia, atracones… conductas inadecuadas, autolesiones, problemas con la imagen, etc.

Estos problemas y situaciones son cuestiones muy delicadas, que en cada caso se producen por diferentes causas y bajo la influencia de muchos factores intervinientes.

No todo lo que les pasa a los niños y adolescentes es un trastorno, con etiqueta. Pero pueden necesitar durante un período de su vida, pasar por un proceso terapéutico. En la mayoría de los casos, se trata de un acompañamiento y apoyo psicológico durante un tiempo para poder continuar adecuadamente con su desarrollo. 

Por otra parte, el hecho de ser padres o madres (y no digo ya, si se tiene que ejercer las dos funciones), nos cambia y también puede tener sus dificultades, ya que nuestra forma de ser y nuestro comportamiento son el principal referente de los niños y nos hace cuestionarnos. Por eso, cuando uno no sabe cómo hacer con sus hijos, también es un buen momento para decidir acudir a un profesional y buscar ayuda para cambiar cosas de uno mismo que pueden estar interfiriendo, obstaculizando, o simplemente frenando el desarrollo de su hijo.

A veces no es fácil ser padre, ser madre… y, sin embargo, las madres y los padres son las principales figuras de apego y afecto de los más pequeños y de los no tan pequeños. En los primeros años de la vida se “juega” todo lo importante. El desempeño de la función materna y paterna (la realice quien la realice) es determinante en la vida del niño.

Jóvenes y adultos

Son frecuentes los problemas de ansiedad, estrés, gestión de las emociones, obsesiones, fobias, adicciones de todo tipo, trastornos alimentarios como la bulimia, anorexia y/o relacionados con la comida, la obesidad, los atracones, las sustancias, agresiones, abusos, maltratos, conductas inadecuadas, dificultades relacionadas con la sexualidad, de personalidad, depresiones, crisis existenciales y vitales, que por diferentes motivos, laborales, personales, falta de apoyo del entorno, familiares, conyugales, etc. las personas se desestabilizan, se bloquean, se angustian… en definitiva, están pasando un mal momento, o simplemente han estado acumulando su malestar y ahora les pasa factura.

De todo ello, puede derivar malestar y sentimientos de soledad, culpa, agresividad, ira, aislamiento, tristeza, altibajos emocionales, desgana, postergación o evitación de situaciones, desesperanza, estado de ánimo depresivo, pérdida de la ilusión por la vida, etc. para los que a veces parece no haber salida.

Habitualmente, las personas esperan a llegar a situaciones muy graves o incluso a desarrollar un trastorno propiamente dicho, para acudir al psicólogo. ¿Hasta cuándo vas a esperar tú?

Si necesitas un acompañamiento y apoyo psicológico, no lo dudes… acude a un profesional que te ayude a ver qué puedes hacer con eso que te pasa. No es necesario tocar fondo, ni llegar a nuestro límite para buscar ayuda.

Estamos acostumbrados a escuchar a personas de todo tipo y toda clase de dificultades, problemas y trastornos. Aquí podemos ayudarte, juntos trataremos de que puedas encontrar una manera de superarlo, o manejar la situación o aquello que te causa malestar y sufrimiento.

No todo lo que nos pasa y nos causa dolor es un trastorno, con etiqueta.

Cualquiera puede beneficiarse de un proceso terapéutico y de tener un espacio seguro, confidencial, libre de enjuiciamientos, donde poder hablar, desahogarse, expresarse abiertamente, a su manera… para poder conocerse mejor a sí mismo, entenderse y poder trabajar aquellos aspectos en los que tiene dificultades, aliviar su malestar… recuperar las riendas de su propia vida, para poder llevar una existencia más plena, más satisfactoria, que esté orientada a su deseo particular, que de alguna forma le permita volver a sentir alegría de vivir.

Pareja y relaciones personales

Las relaciones personales para algunas personas suponen una dificultad añadida, es importante analizar el porqué de esas dificultades, para poder mejorar en lo posible esta habilidad tan necesaria para cualquier ser humano y para convivir en sociedad.

También las relaciones de pareja entrañan dificultades y problemas, que requieren atención y un trabajo más específico, adaptado a este tipo particular de relación, como la comunicación, los afectos, manejo de la agresividad, las discusiones, así como la erótica de la pareja y la sexualidad de cada uno, atendiendo tanto a aspectos biográficos individuales y la historia particular de cómo se ha ido conformando la relación.

En otras ocasiones el trabajo va enfocado poder asumir las rupturas, separaciones, divorcios, celos, superar una infidelidad y diversas situaciones complejas que a veces se dan en las relaciones amorosas.

Mayores

En esta etapa además de las dificultades habituales de la edad adulta, se añaden algunas más específicas, como la soledad, los hijos van dejando el hogar familiar, en ocasiones la pérdida de la pareja, empobrecimiento de las relaciones sociales por diferentes causas, en ocasiones la aparición de la enfermedad lleva aparejada limitaciones y/o dependencia de otros, la vida en la residencia o los centros de día, etc. que son difíciles de asumir y a veces las personas mayores sumen en estados depresivos, de tristeza, de desesperanza que afectan a su deseo y alegría de vivir.

 

En definitiva, en la vida se dan situaciones y circunstancias diversas que acarrean una clase de sufrimiento que necesita ser escuchado y comprendido, para poder asimilarlo y hacer una reelaboración que le permita a la persona enfocar su existencia con una perspectiva distinta, más satisfactoria, que le permita recuperar la alegría y el deseo de seguir viviendo.

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